¡Cómo no he de adorate!

 
Cómo no he de adorarte, Jesús mío, si eres el suave manto de rocío que ha revivido mis raíces secas
Si truecas en esperanza ardiente mi hondo hastío
¿Quien como Tu, Jesús?
Que das al río cauce y corriente que jamás se agota
y que haces estallar la estéril roca
en fresco manantial para el estío.
 
 
Esta entrada fue publicada en Vida. Guarda el enlace permanente.

Deja una respuesta

Por favor, inicia sesión con uno de estos métodos para publicar tu comentario:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Imagen de Twitter

Estás comentando usando tu cuenta de Twitter. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s