Cuando me enamoré la primer vez y para siempre, tenía tres años.
Estaba en una misa y tenía un reclinatorio de niña. ¡Y me puse a jugar! Me sentaba, me levantaba, le daba la vuelta…Entonces mamá me susurró al oído:
– Estate quieta.
Yo le contesté q xq.
–¿No lo sabes?, me contestó, te está mirando Papá del cielo y a lo mejor quiere decirte algo, quedate quieta e intenta escuchar.
Por supuesto que me puse a buscarlo con la mirada pero sólo veía a las personas de mi pueblo. Le tiré de la manga y pregunté: Pero ¿dónde está? entonces me señaló unas puertas doradas y me dijo:
–Está ahí dentro.
– ¿No va abrir la puerta?
-No
-xq
– Por que Él lo quiere así, pero te ve a traves de la puerta y te oye y algún día la puerta se abrirá para que os unais.
Entonces supe que unos ojos me miraban con Amor, con un amor que jamás olvidaré y que estoy muy lejos de corresponder, aunque puedo decir que quedé enganchada en Él. Un Amor q es fiel y todo lo perdona. Siempre sonríe y nunca reprocha, un Amor total.
Después, caminando por el tiempo encontré partes de ese amor en sus criaturas. Algunos de esos amores se parecían al de Él pero otros me destrozaron el corazón. Gracias a enamorarme a los 3 años tenía siempre a Alguien que recogía los pedacitos y sin ruido los pegaba,