Hoy en el camino me encontré con la alegría, tenía forma de amiga que sonreía y habló de lo bien que estaba mi padre. Me dio más alegría ese instante y paz que el tesoro más valioso.
Por eso pensemos antes de hablar, no digamos palabras que puedan ofender o que puedan abrir viejas heridas. Nunca conocemos a las personas que están cerca.Si les hablamos pensando dar un consejo puede que les recordemos un horror y durabte muchos días se despierte la noche de tormenta. A mi me ocurrió el día 10.
OLa mariBeL!!!
gracias por pasarte por mi espacio y ademas por firmarme!! pasa unas buenas vacaciones, besos.