Si Santa Ana no fuese santa y, además, naciera en la segunda mitad del siglo XX, al esperar una hija, y según dicen, ya un poco mayor, empezarían los miedos:
– Puede salir mal, hagamos la amniocentesis.
-Tan mayor ¿a quien se le ocurre?, anda, ten sentido y aborta.
Gracias Señor porque fue hace más de 2000 años.
Gracias Ana por decir si a Dios y a la vida dentro de ti, gracias por ser Santa.
Gracias Señor por el regalo inimaginable, pero si profetizado, de la Inmaculada Concepción.
Y gracias María por conservar ese don de Dios toda tu vida.
«Oh María, sin pecado concebida, rogad por nosotros que recurrimos a Vos».