Siempre me ha impresionado lo que nos dice S. Juan: Junto a la cruz de Jesús estaba su madre. En esta época de escapar y ocultar el sufrimiento humano, contemplo a Jesús y a su Madre en el Calvario. Él con su cuerpo roto y en agonía, Ella con su alma atravesada por uno de los dolores más grandes: ver morir a un hijo. Y los dos maestros en la asignatura VIVIR.
Cuando el dolor llegue a nuestras vidas, acordémonos de Ellos, de cómo aceptaron y dieron sentido a este momento único. La esperanza en el Padre los mantiene dignos y libres frente a la muerte. Y esta puerta los lleva a la RESURRECCIÖN.
Callaba. Así son las cosas de Dios. Y Jesús con una vida que entregar. Tenía que ser así por la salvación del mundo. Y ella siempre supo aceptar, en todo, la voluntad de Dios. Un abrazo.