Dios y siempre Dios en todo. En el Bautismo de Jesús se nos manifiesta como La Trinidad. También en nuestro bautismo, el Padre nos dijo: “Hijo amado”; el Espíritu descendió sobre nosotros dándonos su fuerza y un encargo: “Sé santo” y Jesús, el Hijo, nos dijo: “No temas, Yo ya me puse en tu lugar”.
Bendito día en el que el Cielo se abrió para la tierra y pudimos sentir el Gran Amor de Dios.
Jesús muestra quien es en la humildad, en la pureza absoluta de una vida volcada a los demás.Porque es el Hijo amado se siente capaz de bautizar con Espíritu Santo y con fuego, es decir con poder de salvación.Nuestro Bautismo hunde sus raíces en el mismo bautismo de Jesús, por el cuál tambien somos ungidos para continuar su obra evangelizadora.. ¡Feliz comienzo de Semana!!! Un abrazo:María Luisa