
La ira puede poseernos y derrumbarnos. Con ella podemos pecar contra los otros de palabra, pensamiento o acción. La ira nos nubla el pensamiento y nos dispara la agresividad. La ira nos aparta del Corazón de Dios.
Para vencer la ira necesitamos orar: «Pedid y recibiréis.» También necesitamos saber que Dios nos perdona y que debemos empezar por perdonarnos a nosotros todo el daño que nos hacemos cayendo en el mal. Debemos estar vigilantes, sobre todo en situaciones que nos llevan a discutir y desencadenar la agresividad.
«Padre, en el nombre de Jesús te pido que alejes de mi el pecado de la ira y que me llenes de paz y mansedumbre. Arranca de mi el orgullo, la soberbia, al amor propio que me hacen caer. Ayúdame a verte en los demás que comparten este mundo conmigo. Cuando sienta que la ira me invada, ayúdame a clamar: Jesús, en ti confío.. Gracias Señor por escucharme.»

Él vence mi ira
Me gusta esto:
Me gusta Cargando...
Relacionado
Yo siempre se lo pido. No sól que me alejede la ira, sino de todos los sentimientos que no son buenos.
Saludos
Ana
«Jesús, en ti confío.. Gracias Señor por escucharme.”
Gracias por esta entraa que nos conviene a todos. Un fuerte abrazo
Amiga la ira no sirve para nada, siempre au que ir con la bondad. Besitos y bendiciones
La ira se convierte en pecado gravísimo cuando nuestro instinto de destrucción sobrepasa toda moderación racional y, desbordando todo límite dictado por una justa sentencia, se desea sólo la inexistencia del prójimo.
Son hijos de la Ira: el maquiavelismo, el clamor, la indignación, la contumelia, la blasfemia y la riña.
Abrazos,
Betsi.