
Yo soy afortunada (feliz), pero no privilegiada (que goza de un privilegio o ventaja exclusiva o especial de un superior) ya que soy habitada, acompañada y amada por Dios.
Habitada, si pienso en esto me doy cuenta que mi mente no puede alcanzar tanta grandeza; nada más y nada menos que el mismo Dios vive en mí. ¡Y yo preocupada por cosas tan pequeñas!
Habitada por Dios, entonces tengo que limpiar su casa, eregir en su centro un altar para honrarlo siempre, en el que no falten luces y flores. Un altar en el que se entregue mi vida a Dios.
Acompañada por Él, ya no debo pensar jamás que estoy sola, no debo temer porque el Todopoderoso me acompña día y noche. Puedo hablar con Él, puedo pedir ayuda, consejo…puedo escuchar su Voz. ¡Qué afortunada soy!
Amada por Él. Toda una vida persiguiendo el Amor y resulta que tenía que parar en quietud para percibir que el Amor me amaba a mí como ser único. Que sea amada por Dios significa que aquí y ahora puedo ser feliz.
No perdamos más tiempo y permitamos al Señor ser Dios en nuestras vidas. Amén.
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«No perdamos más tiempo y permitamos al Señor ser Dios en nuestras vidas»!!!
Un abrazo, amiga
http://www.isladesentimientos.es/
Te buscaba fuera, Señor, y estabas dentro de mi… (San Agustín)
A veces es dificil, pero como Él siempre está ahí, en cuanto abrimos nuestra puerta, entra en nuestra casa, sólo hay que saber recibirle y aceptarle. Besos
Ana
FELICIDADES!!..
Ser habitada por Dios es la mayor dicha, y darse cuenta de ello lo es también muy grande.
A veces podemos ir sin reparar en ello por la distracción, pero El siempre está y nos espera.
Demos gracias a Dios por ello.
Un abrazo y muchas bendiciones para ti.
«Cuando el corazón se ha vuelto simple, no puede eximirse de amar, pues ha dado con la fuente del amor que es Dios». (Santo Cura de Ars)
Abrazos y bendiciones !!
Betsi.