
De todas las opciones que se nos presentan en la vida para ser hay una que es la más privilegiada de todas: ser Providencia de Dios para los demás. Con ella tenemos asegurada la salvación según la promesa de Jesús (Mt 25; 35-40).
Si soy Providencia de Dios estoy cumpliendo su voluntad en cada instante y soy amor como imagen del Señor.
Colócate en el Corazón de Dios, observa lo que ves e imítalo, entonces la salvación llegará a tu casa.
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«Colócate en el Corazón de Dios,»
Amigo que nunca falla.
Un abrazo
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Ser Dios para los otros, llevar el amor de Dios al corazón del hermano. Nada menos.
No se puede conocer a Dios sin acoger al débil y al pobre. Quien los acoge y vive su vida en función de ellos, aunque camine en la oscuridad respecto a Dios, está viviendo en el amor del Padre. Lo está conociendo aunque no lo sepa.
Maribel que Dios bendiga todos los días de tu vida !!
Con cariño,
Betsi.