
Busca en tu corazón el sitio en el cual el Señor puso las semillas de la alegría. Abónalas con la oración, riégalas con el amor a Jesús y después conviértete en un sembrador de ellas, así imitarás al Señor, tu Dios, y serás un poco más imagen y semejanza de Él.
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Buenísimo consejo. Muchas gracias. ¡¡Un abrazo GRANDE, GRANDE!!
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Es que la alegría de verdad está en el corazón y es fruto del encuentro con el Señor. Cuando uno se entrega al Señor, todo en él desborda de gozo.
Yo, intento que esas semillas no se sequen. Procuro abonarlas y regarlas. Besos
Ana
Santo Cura de Ars decía: «En el alma unida a Dios, reina una perenne primavera».
Maribel en tu corazón tienes un precioso y fragante jardín. Gracias por compartir la fórmula que Dios ha sembrado en tu corazón.
Abrazos y bendiciones !!
Betsi.