Dejo esta entrada del blog «la oración», porque me parece muy interesante y de gran ayuda espiritual:
La consolación, más que un estado anímico, es el fruto de una presencia, la presencia de una Persona: la tercera persona de la Trinidad.
Cuando el Espíritu Santo se derrama sobre nosotros y nosotros lo acogemos como el «dulce huésped del alma» y somos fieles a sus inspiraciones, Él va produciendo sus frutos. Su presencia se demuestra con frutos. El don de Consolación abarca toda la realidad que Pablo enumera cuando habla de los frutos del Espíritu: caridad, gozo, paz, paciencia, afabilidad, bondad, longanimidad, fidelidad, mansedumbre, fe, modestia, continencia, castidad. (cf Gál 5, 22-23) Por eso, si buscamos consolación, debemos acudir a la fuente y origen de todo consuelo. P. Evaristo Sada.
Para leer todo el artículo sobre la consolación pincha el siguiente link:
«La consolación, más que un estado anímico, es el fruto de una presencia, la presencia de una Persona: la tercera persona de la Trinidad».
Gracias, amiga. Ahora miro el enlace.
Un abrazo
http://www.isladesentimientos.es/
Definitivamente el Espíritu Santo nos consuela y yo puedo dar fe de ello, en los momentos más difíciles de mi vida, ha estado fortaleciendo mi vida. Un abrazo!!
Hay quien entiende la consolación como el alivio de los débiles; generalmente porque no han sido zarandeamos con demasiada dureza.
Un abrazo.
Pablo.