¿Cuándo pararemos de ofenderte, Dios mío? Es espantoso pensar en todo lo que somos capaces de hacer: clavar al mismo Amor de un madero y silenciar su Palabra; pero que vana acción, no podemos amordazar al Señor. La tentación de la soberbia nos ha llevado a pensar que somos capaces de acallar su voz, su Palabra que crea, que perdona y consuela, su Palabra que nos busca en los pozos sin agua para darnos de beber, su Palabra que nos alimenta con el pan. ¡Qué pequeños somos y cuanta maldad podemos tener!
Señor, pequé, ten piedad y misericordia de mí y de todos los pecadores.
Señor, pequé, ten piedad y misericordia de mí y de todos los pecadores.
EL SILENCIO HOY SE HA TROCADO EN CANTOS DE ÁNGELES Y HOMBRES QUE ANUNCIAN QUE HA RESUCITADO. ALELUYA
ALELUYA, ALELUYA, DIOS TODO LO PUEDE, ALELUYA