Jeús es el hombre con más poder de toda la historia de la humanidad. Existieron, existen y existirán personas con mucho poder sobre sus semejantes y posesiones, pero ese poder termina siempre con la muerte. Él es el único que siguió siendo poderoso, incluso en su sepultura en la que venció la quietud de su cuerpo atado por una muerte injusta, y vive para siempre, de tal forma, que todas las leyes de la naturaleza le obedecen. Por eso yo pongo mi vida en sus manos, a Él lo elijo como Rey y Señor de mi vida y soy testigo, en el mundo, de la suya.

Búscalo en la mesa de la Eucaristía y en el Sagrario y cree que está a la derecha de Dios Padre. Ante cualquier montaña, que  corte el camino de tu vida pídele ayuda a Dios Padre, en el nombre de Jesús, y ten la seguridad de que ella se moverá de tu camino y podrás avanzar hacia Él o.  lo que es lo mismo, serás feliz.