Camina en advierto hacia Dios con pasos de gigante y corazón de fuego mientras piensas en tu Ángel, compañero y guardián, que le pide por ti:
«Haz que el amor de ……… sea tan grande que pareciéndose cada vez más a tu Hijo, nuestro Señor, sea capaz de resucitar a la vida lo que está muerto. Que la esperanza en Jesús, el Salvador, sea total para que jamás la tormenta de la tentación haga zozobrar su barca. Busca para ………. las amistades que le convienen en su camino espiritual y aleja el mal y las malas influencias para que viva en tu paz siempre. Padre, hazle ver que todo lo que considera «mala suerte» no es sino una ayuda para retornar al camino. Dale el consuelo en esta vida para su corazón herido; llénalo de tu amor, entrega, comprensión, cuidados y ternura para que sepa que es muy amado. Que tu sabiduría le ayude a conocer los secretos de la vida feliz y que tu amor siembre la paz y el perdón en ………. Por tu Hijo, nuestro Señor, amén.
Amén