A los pies de la cruz está la Elegida, la perdonada y el amado. Todos debemos ser los tres

«Te concebí en mi pensamiento y te di a luz en el cuerpo de tu madre».

Vivir es estar en equilibrio en el espacio, en el tiempo y con la eternidad.

Venimos de las manos de Dios y vamos hasta su Corazón

«Te amo porque te hice con mis manos, te tengo en mi Corazón y te redimí
con mi muerte».

Hay que ser una luz en el camino y no una piedra.

Cerrar los ojos y abrir el corazón a Dios.

«Te amo tanto que hice de tu cuerpo mi templo y de tu alma mi trono»

Ponte en las manos de Dios con la misma confianza que Él se pone en las tuyas cuando comulgas.

«Desde mi lecho de muerte te llamé a la vida»

«Ponte en las manos de Dios con la misma confianza que Él se pone en las tuyas cuando comulgas»
Un abrazo, amiga
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