Asómate a esta casa y observa: María cocina, el Niño juega, Ella lo coge en sus brazos. José está en el taller.
¿Quieres ser como un hermano que come, cena y tiene una cama en este hogar? Para ello tienes que conseguir y mantener el corazón puro con el pensamiento, que es la puerta de entrada de todas las impurezas: odios, miedos, envidias, pensamientos sobre el yo, yo por encima de todos, yo siempre…
Si el pensamiento se dominó y no se consiente el mal, la mirada será limpia porque verá a Dios en todo y en todos, se reflejará en su pupila a Dios ¿cabe mayor limpieza? El rostro encendido de alegría y amor, el fuego del alma enciende el rostro, la expresión es reflejo de lo de dentro.
¡Féliz estancia en la casa de Nazareth!
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