Tiempo de Pascua, tiempo de Vida, tiempo en el que Jesús resucitado sale al encuentro de todos los que van a Emaús.
Si vives en la ciudad de Dios no la abandones por una crisis de fe, aunque es tan grande su Amor que te saldrá al encuentro en tu huida. Reconócelo pronto, que no te pase como a los dos discípulos que sólo lo conocieron cuando fraccionó el pan. Y que no te suceda como le sucedió a Pilatos, Caifás, Herodes…que no lo reconocieron jamás. Vuelve rápido a su ciudad y da la noticia a todos: Jesús vive y yo viviré como Él.
Su Amor tiene los brazos fuertes y cálidos para sostenerte en tu vida. Si te dejas abrazar por Él no tropezarás, las pesadas cuestas se allanarán y las noches tendrán su luz. Ve a Él, está en muchísimos sitios dentro de un Sagrario, búscalo porque encontrarás un gran tesoro. Sólo su amor vivifica todo y aleja la muerte. Solo su Amor colma tu vacío porque fuiste creado para Él.
En el camino hacia Dios nos acompaña María 
«No temas ante las adversidades de la vida, no temas,
date cuenta que es Él que está a tu lado.
Cuando lleguen las dudas,
cuando las olas
de la indiferencia religiosa
te rodeen, no temas.
Él, se acerca de mil maneras
a la orilla de tu vida,
incluso en medio de la tormenta
para decirte: no temas, soy yo.
Dame Señor ojos de fe
para verte caminando a mi lado,
y ver que no eres un fantasma,
que eres Tú quitando mis miedos
y calmando mis ansiedades y angustias.
Dame Señor oídos de fe
para escuchar tu Palabra
que hoy me dice:
no temas Soy Yo».