
En la historia de la humanidad hay días muy señalados y hoy conmemoramos uno de los más trascendentales. Hace más de dos mil años nacía una niña en una aldea de Israel. Sólo el cielo sabía en aquel momento que acababa de nacer la mujer más importante y más conocida de toda la historia.
Sus padres la llamaron María y ella estaba destinada a ser partícipe de un momento clave de la Historia de la salvación, la encarnación de Jesucristo y copartícipe de otros dos, la crucifixión y muerte de Jesús, y la conformación de la primera comunidad cristiana orante inmediatamente antes de la venida del Espíritu Santo.
HIMNO
Hoy nace una clara estrella,
tan divina y celestial,
que, con ser estrella, es tal,
que el mismo sol nace de ella.
De Ana y de Joaquín, oriente
de aquella estrella divina,
sale luz clara y digna
de ser pura eternamente;
el alba más clara y bella
no le puede ser igual,
que, con ser estrella, es tal,
que el mismo Sol nace de ella.
No le iguala lumbre alguna
de cuantas bordan el cielo,
porque es el humilde suelo
de sus pies la blanca luna:
nace en el suelo tan bella
y con luz tan celestial,
que, con ser estrella, es tal,
que el mismo Sol nace de ella.
Gloria al Padre, y gloria al Hijo,
gloria al Espíritu Santo,
por los siglos de los siglos. Amén.
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