Dios te salve, Reina y Madre de Misericordia, vuelve a nosotros tus ojos misericordiosos.
María, la llena de Gracia, la Santa entre las santas, la pura y limpia de corazón, la que ve a Dios. Ella es la mujer total y plena, madura en su feminidad y en su humanidad. La que jamás sucumbió ante la serpiente porque amó hasta hacerse amor todo su ser. La que llevando a Dios en su corazón, pasó a llevarlo en su seno. La Bendita entre todas las mujeres, modelo de madre y esposa, modelo de hija y amiga. La mejor mujer de todos los tiempos. Aquella que cuando llegó la hora de pasar al Padre el sol brilló con más fuerza y la luna se puso a sus pies porque en el Cielo entraba la Reina.
María, vestida de Amor y con un manto de pureza, entró en el mundo en silencio para toda ella ser escucha de Dios. Desde su concepción hasta que Dios la llamó a dejar la tierra no tuvo pecado alguno, por eso todos la llaman la Inmaculada Concepción.
«Vuelve a nosotros tus ojos misericordiosos».
Feliz día de nuestra Madre Inmaculada, que Ella te llene de bendiciones.
Un abrazo.