Hoy me asomo a un pesebre y ¿qué me encuentro? Al mismo Dios, eterno e infinito, convertido en un niño recién nacido. ¿Con qué razonamiento puedo entender esto? Pues con ninguno ya que soy limitada y solo me queda el anonadamiento en la contemplación de esta escena tan grandiosa y tan pequeña. Que gran lección nos das, Señor, y con ella mido mi pequeñez que es capaz de albergar en sí a todo un Dios.
La Navidad siempre nos trae un Rey que parece indefenso y es Todopoderoso. Ese Rey viene para señalarnos un camino que parece de pérdida y es de ganancia. La lógica de Dios no es la lógica de los hombres. La historia es elocuente con sus enseñanzas, cuando vemos lo que perdura.
¡Feliz Navidad!
Con afecto y cariño.
Betsi
Gracias por tu comentario tan lleno de sabiduría.
Un abrazo.