Desde que mi voluntad

Desde que mi voluntad
está a la vuestra rendida
conozco yo la medida
de la mejor libertad.

Venid, Señor, y tomad
las riendas de mi albedrío;
de vuestra mano me fio
y a vuestra mano me entrego,
que es poco lo que me niego
si yo soy vuestro y vos mío.

A fuerza de amor humano
me abraso en amor divino.
La santidad es camino
que va de mí hacia mi hermano.
Me di sin tender la mano
para cobrar el favor;
me di en salud y en dolor
a todos, y de tal suerte
que me ha encontrado la muerte
sin nada más que el amor. Amén.
Jose Luis ega SJ

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