Misericordia

 

MariaMagdalena030

“María, tomando una libra de perfume de nardo puro, de mucho precio, ungió con él los pies de Jesús y los secó con sus cabellos. La casa se impregnó con la fragancia del perfume.                                          Judas Iscariote, uno de sus discípulos, el que lo iba a entregar, dijo: « ¿Por qué no se vendió este perfume en trescientos denarios para dárselos a los pobres?» Dijo esto, no porque se interesaba por los pobres, sino porque era ladrón y, como estaba encargado de la bolsa común, robaba lo que se ponía en ella.”                                                                              San Juan  12, 3-6

Aquí se encuentran frente a frente el Amor y el desamor. María, que había estado al borde del infierno, reconoce a Jesús Misericordioso (‘miseria’ y ‘corazón’, poner el corazón en la miseria’), es decir, reconoce a Jesús como Amor que ama al otro no sólo en lo agradable, sino en lo desagradable, no sólo por sus grandes cualidades, sino también con sus pequeñeces. Este descubrimiento la lleva a desear ser imagen de Dios en el mundo y responde al Amor con amor, le da lo mejor al Amado.

Judas coloca en su vida como primer valor el dinero y éste le tapa al Amor. No ve en Jesús al Misericordioso, sino que ve a uno que le sirve para satisfacer su avaricia sin fin. de esta forma el desamor se adueña de él, a la vez que la envidia reina en su corazón. Él fue llamado para Santo, pero no atendió a la llamada, giró su ser hacia otro lado y fue llamado hijo de la perdición.

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