Que lejos estoy de parecerme a Jesús. Esta mañana, dentro y fuera de mi, el día amanecía con el cielo gris . Después de sentir la angustia de la oscuridad me acerqué a un Sagrario que estaba solo. No pensé en como se sentía Él, sólo lo hice en mí y lloré. Jesús me llenó de paz y a lo largo del día fui feliz comprobando una vez más que nacimos para Él. Y después de estar con Maestro tan generoso, la humildad no se me pegó, mi soberbia seguía dentro por lo que a la primera ocasión actué como juez que condena a quien es mejor que yo. Esto me puso en mi sitio como pecadora al entender que Jesús me ayuda porque me ama y desea que yo ame.
Haz, Señor, que seamos imitadores de tus santos, o, mejor, que seamos como Tú quieres: perseverantes, como el pescador, y esperanzados como el cristiano. Que permanezcamos en el camino de tu Hijo y en el servicio de los hermanos. Amén.
Con cariño,
Betsi.