La serenidad es un don de Dios que nos hace transitar por esta vida con paz interior. Se nos entrega pero nosostros debemos cultivarla con la confianza puesta en el Señor. Serenidad en el trato con Dios, serenidad que nos contagia Él. Si andamos en Dios, vivimos y respiramos en Él, la serenidad inundará nuestras vidas. Cuando ésta no está, entonces debemos preguntarnos: ¿Qué estoy haciendo que me aparta de Dios? ¿Cómo soy? ¿Sigo el proyecto divino para mí? ¿Qué haría Jesús o María en mi sitio?
Busca al Señor porque sólo en Él lo hallarás todo.
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Hoy perdí varias veces la serenidad.Me recrimino por ello ¡Le pido a Dios que la vuelva a encontrar, sólo en Él podré hallarla!La necesito para mejorar mi salud y seguir ayudando con alegría a quiénes me necesitan.Gracias por compartir este precioso post. María Luisa
Maribel, preciosa entrada…..LA SERENIDAD….Que el Señor nos la conceda para ser útiles a los demás y vivir con paz.
Un fuerte abrazo
http://riberadelapolvorosa.wordpress.com/
A veces vemos claro el camino a seguir, pero lo huimos o buscamos otro. Sólo Dios es el camino, y Él nos ayuda y acompaña. Besos
Ana
El secreto de la serenidad está en el abrazo entre el amor cariñoso de Dios y la humildad del hombre que pone en él su esperanza. De este modo, «la fidelidad amorosa de Dios, como un manto, nos envuelve, nos calienta y protege, ofreciéndonos serenidad y dándonos un fundamento seguro a nuestra fe y esperanza» (Beato Juan Pablo II).
Maribel, un abrazo enorme !!
Betsi.