Seguirte al río Jordán es seguirte por el camino de la humildad hasta encontrarse con la Presencia de la Trinidad que todo lo habita, sostiene y envuelve.
Bautízame Señor con el agua de la vida que apaga toda sed de apegos de este mundo. Lava mi alma y purifícala de todo mal para que pueda acercarme cada vez más a Ti.
Bendito sea Dios que hoy nos ha abierto la puerta del cielo y estrechó su mano con la nuestra.
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De la mano de María, no nos perderemos…Ella nos lleva a Jesús siempre.
Un abrazo, amiga
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