Dame tu luz Señor

942299_605104319502570_921570580_nPadre querido, dame tu luz para que en la oscuridad no tropiece en las piedras que coloca el enemigo.

“…para que vuestra alegría sea completa.”

“Dios ama al que da con alegría”, dice San Pablo (2 Cor 9,7) El mejor medio para manifestar nuestro agradecimiento a Dios y a los demás, es aceptarlo todo con alegría. Un corazón alegre es el resultado lógico de un corazón ardiente en amor. Los pobres se sentían atraídos por Jesús porque en él habitaba algo mayor que él, irradiaba esta fuerza a través de sus ojos, sus manos, por todo su cuerpo. Todo su ser manifestaba la entrega de sí mismo a Dios y a los humanos.

¡Que nada nos pueda preocupar de tal modo que nos llene de tristeza y de desánimo, que nos quite el gozo de la resurrección! La alegría no es una simple cuestión de temperamento cuando se trata de servir a Dios y a las almas; exige siempre un esfuerzo. Esto es una razón más para intentar adquirirla y hacerla crecer en nuestros corazones. Incluso, si tenemos poco para compartir, siempre nos quedará la alegría que nace de un corazón enamorado de Dios.

Por todas partes del mundo, la gente está sedienta y hambrienta del amor de Dios. Nosotros respondemos a esta necesidad cuando sembramos la alegría. Es una de las mejores fortalezas contra la tentación. Jesús puede tomar plena posesión de un alma que se abandona en él con alegría.

Santa Teresa de Calcuta (1910-1997), fundadora de las Hermanas Misioneras de la Caridad . No hay alegría más grande, p. 33

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4 respuestas a Dame tu luz Señor

  1. Blanca dijo:

    Relaja mis nervios, sosiega mi espíritu, suelta mis tensiones….
    Eso pido yo también para mí amiga.
    Un abrazo

  2. Ahora bien, la llamada de Cristo a la conversión sigue resonando en la vida de los cristianos. Esta segunda conversión es una tarea ininterrumpida para toda la Iglesia que «recibe en su propio seno a los pecadores» y que siendo «santa al mismo tiempo que necesitada de purificación constante,busca sin cesar la penitencia y la renovación» (LG 8). Este esfuerzo de conversión no es sólo una obra humana. Es el movimiento del «corazón contrito» (Sal 51,19), atraído y movido por la gracia (cf Jn 6,44; 12,32) a responder al amor misericordioso de Dios que nos ha amado primero (cf 1 Jn 4,10).

  3. Bud Tran dijo:

    “Felices vuestros ojos, porque ven y vuestros oídos porque oyen, dice el Señor”. (Mt. 13,16). Tenemos que ser felices por haber sentido la llamada de Dios. Todos los cristianos somos llamados a la felicidad de estar con Dios. “Alegría, oración y comunión son el secreto de nuestra resistencia”. (San Juan Bosco). La oración es la que da la alegría a nuestros corazones, una alegría que impulsa nuestras vidas hacia lo alto. Con la oración nos llenamos de Dios para poderlo dar a los que nos encontramos. Ahí está la verdadera felicidad, todo lo otro es solo pasajero. La felicidad, como el amor siempre se da. “La felicidad llega a la propia casa haciendo dichosos a los demás”. (San Juan María Vianney). Pensemos un poco menos en nosotros y en nuestras cosas y pongamos nuestro corazón en el bien del prójimo. Tenemos el mejor mensaje del mundo, un mensaje que tendría que llenarnos de coraje, de ilusión por darlo a conocer a los demás: Cristo ha resucitado y nos da vida para siempre. La eternidad está a nuestro alcance.

  4. Dios y su hijo Jesucristo son todo lo que necesitamos para que nuestras vidas sean plenas y llenas de mucha paz y mucha alegría,pidan siempre con fe a nuestro padre DIOS y el nos cumplirá.

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