“Yo estoy con vosotros todos los días hasta el fin del mundo”
¿El que descendió sobre la tierra – sólo él sabe cómo – en el momento de irse de nuevo – cómo? Él sólo lo sabe – tomó a aquellos a los que amaba y los llevó a una montaña… para levantarles la cabeza y el espíritu… El Señor, extendiendo los brazos como alas, cubrió así como una águila el nido que cuidaba tiernamente (Dt 32,11) y dijo a sus pequeños: «Os he protegido con mi sombra contra todos los peligros (Sal.90,1): así como yo os he amado, amadme. Yo no me separo de vosotros: estoy con vosotros, ¿quién estará contra vosotros? «(cf Mt 28,20; Rm 8,31)…
Con estas palabras, el Salvador les causó a sus apóstoles una gran pena. Posiblemente llorando decían: «¿nos dejas, te separas de aquellos que te quieren?… Esto nos angustia, porque nuestro deseo es estar contigo. Buscamos tu rostro; no hay otro Dios como tú (Sal. 26,8; Is 45,5). No te alejes de los que te quieren, quédate cerca de nosotros y dinos: ‘Yo no me separo de vosotros: estoy con vosotros, y ¿quién estará contra vosotros?’ »
El Señor, viendo las quejas de aquellos que le amaban, los sostuvo como un padre a sus hijos: «no lloréis, amigos, porque no es tiempo de lágrimas… Es la hora de mi alegría: para ir hacia mi Padre ‘ tomo las alas, y reposaré ‘ en mi tienda (Sal. 138,9). Porque del firmamento del cielo hice una tienda…, como lo dice Isaías: ‘ Dios levantó el cielo como una bóveda y como una tienda donde se vive ‘ (Is 40,22), Dios que dice a los suyos: ‘Yo no me separo de vosotros: estoy con vosotros, y ¿quién estará contra vosotros? ‘ »
«Estad ahora alegres y radiantes, ‘cantad un cántico nuevo’ (Sal. 97,1), porque todo lo que va a suceder es por vosotros. Por amor vuestro descendí aquí abajo y fui por todas partes, con el fin de amaros y de ser acogido por vosotros. También por amor a vosotros subo a los cielos, con el fin de disponer el lugar donde debo estar con vosotros: porque «en la casa de mi Padre hay muchas moradas» (Jn 14,2)… Voy pues a preparar una morada para vosotros y llevaros allí, y ‘Yo no me separo de vosotros: estoy con vosotros, y ¿quién estará contra vosotros?’ »
San Román el Melódico, Himno 48, La Ascensión
Nos alegramos Señor,
por tu pleno poder
sobre el pecado y la muerte
y queremos cumplir tu mandato
de hacer discípulos que se incorporen a Ti
por el sacramento del bautismo
y porque guarden tus mandatos.
Celebramos Señor la gloria de tu Hijo,
que exaltado a la gloria
no deja de interceder por nosotros.
Fiel hasta el final a tu mandato
Él ha vencido a la muerte;
y resucitado vive junto a Ti
y está también con nosotros.
No ha subido al cielo
para desentenderse de este mundo
sino para precedernos
y para que vivamos
con la esperanza cierta
de compartir su divinidad.
Gracias Señor
porque estás
con nosotros
todos los días
hasta el fin
del mundo.
Me ha costado mucho poder insertar el comentario: Me salía ESTA PÁGINA NO SE PUEDE VER….En donde te ponen un comentario Betsi y Sor Purísima, ya me di por vencida….NO ME HA DEJADO. Un abrazo
Tenemos que ser testigos del amor de Dios en nuestras vidas. Sólo entraremos en la gloria celestial si, como Jesús, que la ha recuperado sólo después de haber cumplido a la perfección con su encomienda, cumplimos nosotros con la tarea que nos ha encomendado el mismo Cristo.
Dios te prodigue de gracias y bendiciones!
Abrazos afectuosos.
Betsi.