Hay un jardín de paz, con plantas y flores jamás soñadas. Un jardín con fuentes de agua fresca que calman toda sed. En él la música, de las flores y de los pájaros, suena en armonía y los senderos son luminosos y con olor de azahar. Se encuentra en un rincón del Corazón de Dios. Para estar en él sólo se necesita estar siempre en la presencia Divina.
Felicidad
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«Para estar en él sólo se necesita estar siempre en la presencia Divina.»
Muy bonito, un abrazo.
Preciosa imagen y un texto….. Muy bueno…
Un abrazo , amiga!
El corazón del discípulo de Jesús se debe sentir arrebatado por Él, por su amor, por su voluntad, por sus criterios. Poner los bienes materiales, e incluso las relaciones personales y familiares, aun siendo lícitos y bellos, por encima de Él, nos hace indignos de seguirlo.
Dios te bendiga por medio de María!
Con afecto,
Betsi.