Así dice el Señor: «Yo la cortejaré, me la llevaré al desierto, le hablaré al corazón. Y me responderá allí como en los días de su juventud, como el día en que la saqué de Egipto. Aquel día –oráculo del Señor–, me llamará Esposo mío, no me llamará ídolo mío. Me casaré contigo en matrimonio perpetuo, me casaré contigo en derecho y justicia, en misericordia y compasión, me casaré contigo en fidelidad, y te penetrarás del Señor.» Oseas (2,16.17b-18.21-22)
Dios me corteja y se casa conmigo en fidelidad, en justicia, en matrimonio perpetuo… Yo le llamaré mi Esposo y Él me hablará al corazón. El Señor penetrará hasta lo más hondo de mi alma y llenará de luz todas mis estancias oscuras. Seré dichosa porque Él me ama.
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