Sabes que si eres fiel en lo poco lo serás también en lo mucho y así, el día en que el velo de la carne desaparezca de tu vida, te encontrarás con una corona de oro y marfil, símbolo de la fe fuerte y sin sombras, que coronará tu cabeza, te darán un collar de esmeraldas por la esperanza encendida hasta ese día y pondrán en tu dedo anular un anillo de rubís que diga a todos: “este corazón ama lo que Dios ama”.
La corona de la Vida
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