Los siete dolores de María:
-La profecía de San Simeón. «Había un hombre llamado Simeón que era justo y piadoso; y le dijo a María: Una espada de dolor traspasará tu alma.»
-La Huída a Egipto. «Levántate, toma al Niño y a su Madre, huye hacia Egipto y quédate allí hasta que yo te lo diga.»
-El Niño Jesús perdido durante tres días. «Hijo, ¿por qué has hecho esto con nosotros? Mira que tu padre y yo te buscábamos angustiados.»
-La dolorosa marcha hacia el Calvario. «Él avanzó cargado con la cruz. Y le seguía una gran multitud del pueblo y una mujer que lloraba y se lamentaba por Él.»
-La Crucifixión. «Y cuando llegaron al lugar que se llama Calvario, lo crucificaron allí. A los pies de la cruz de Jesús estaba su Madre.»
-El descendimiento de la cruz. «José de Arimatea pidió el cuerpo de Jesús. Y al bajarlo de la cruz, lo depositó en los brazos de su Madre.»
-La Sepultura. «¡Qué gran tristeza pesaba sobre tu corazón, Madre de los dolores, cuando José lo envolvió en lienzos finos y lo dejó en el sepulcro.»
Ave María Dolorosa
Dios te salve, María, llena eres de dolores; Jesús crucificado está contigo; digna eres de llorada y compadecida entre todas las mujeres, y digno es de ser llorado y compadecido Jesús, fruto bendito de tu vientre.
Santa María, Madre del Crucificado, da lágrimas a nosotros crucificadores de tu Hijo, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén.
¡Ay dolor, dolor, dolor,
por mi hijo y mi Señor!
Yo soy aquella María
del linaje de David:
¡Oíd, hermano, oíd
la gran desventura mía!
A mí me dijo Gabriel
que el Señor era conmigo,
y me dejó sin abrigo
más amarga que la hiel.
Díjome que era bendita
entre todas las nacidas,
y soy de las doloridas
la más triste y afligida.
Decid, hombres que corréis
por la vía mundanal,
decidme si visto habéis
igual dolor que mi mal.
Y vosotras que tenéis
padres, hijos y maridos, ayudadme con mis gemidos,
si es que mejor no podéis.
Llore conmigo la gente,
alegres y atribulados,
mataron a un Inocente.
por lavar los pecados
¡Mataron a mi Señor,
mi redentor verdadero!
¡Cuitada!, ¿cómo no muero
con tan extremo dolor?
Señora, santa María,
déjame llorar contigo,
pues muere Dios y mi amigo,
y muerta esta mi alegría.
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himno de Vispera
Perdón: Himno de Vísperas