Solo en Dios somos felices. No busques la felicidad fuera de Él porque solo hallarás sucedáneos.
Sumérgete en Dios, profundiza en su realidad amorosa y permite que Él lleve tu vida, entonces arribarás a las costas de la alegría auténtica.
Mira a María, Ella caminó siguendo a Jesús delante de ti. Mírala abandonada a Dios y llena de Él.
Padre, te pido el don de la alegría para poder sonreír a tus hijos.
Aleja de mí la tristeza para que mis lágrimas no duelan a mis hermanos.
Dame la paz y el sosiego para calmar mis nervios y así escuchar tu voz.
Te pido un corazón semejante al tuyo para ser grata a tus ojos.
Y que mis pasos me conduzcan a Ti. Amén.
No hay nada más cierto que esto 🙂