En medio de los miedos y oscuridades de la muerte, una Luz muy fuerte movió la piedra que tapaba la sepultura de Jesús de Nazareth y, Él, que fue crucificado hasta morir y sepultado. venció a la muerte para Él y para todos nosotros si lo seguimos. Antes nos dejó muchos consejos para resucitar:
«Quien come mi carne y bebe mi sangre tiene vida eterna y yo le resucitaré en el último día.» Juan 6, 54.
Entonces dirá el Rey a los de su derecha: «Venid, benditos de mi Padre, recibid la herencia del Reino preparado para vosotros desde la creación del mundo. Porque tuve hambre, y me diste de comer; tuve sed, y me diste de beber; era forastero, y me acogiste; estaba desnudo, y me vestiste; enfermo, y me visitaste; en la cárcel, y viniste a verme.» Mateo 25: 35 – 37.
Respondió Jesús y le dijo: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios. Juan 3:33
Y uno de los malhechores que estaban colgados le injuriaba, diciendo: «Si tú eres el Cristo, sálvate a ti mismo y a nosotros». Y respondiendo el otro, le reprendió, diciendo: «¿Ni siquiera temes tú a Dios, estando en la misma condenación? Y nosotros, a la verdad, justamente padecemos, porque recibimos lo que merecieron nuestros hechos; pero este ningún mal hizo». Y dijo a Jesús: «Acuérdate de mí cuando vengas en tu reino». Entonces Jesús le dijo: «De cierto te digo que hoy estarás conmigo en el paraíso».
Velad y orad para que no entréis en tentación; el espíritu a la verdad está dispuesto, pero la carne es débil. Mateo 26:41
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