En una noche fría, cuando en la tierra reinaba la oscuridad, una luz brilló e iluminó a todos los corazones que quisieron recibirla. Se hizo día para siempre y desde entonces nada fue igual.
Abre tu corazón y deja entrar a Dios en él. Lo limpiara, lo adecentará y se instalará para siempre en tu vida. Nunca estarás solo, nunca tendrás miedo, la alegría te invadirá, serás libre y descubrirás que otra forma de vivir es posible.
El período de Navidad es un período de serena contemplación, de ejercicio de adoración, de glorificación del Dios Padre, del Hijo, del Dios Espíritu Santo. Será difícil buscar la paz verdadera si no tenemos el amor de Dios en el corazón, si no lo hemos contemplado, si no somos capaces de “pesar” la realidad con la balanza de Dios que es Amor.
¡Feliz Navidad!
Con afecto y cariño.
Betsi