Ven Espíritu Santo

«Me regocijo en ti, infinito y glorioso Espíritu.
Tú que penetras en lo más íntimo de mi ser, sana las raíces de mi tristeza profunda.
Llega hasta el fondo de mis males para que pueda recuperar la verdadera alegría.
Eso espero de tu amor, mi Señor poderoso.
No dejes que me entregue en los brazos enfermos de la melancolía, no permitas que beba del veneno de los lamentos, las quejas, el desaliento. No valen la pena.
Dame una mirada positiva y optimista.
Convénceme, con un toque de tu gracia, de que la entrega generosa es el mejor camino.
Hazme probar el júbilo de Jesús resucitado.
Dame la potencia de tu gracia para que todo mi ser sea un testimonio del gozo cristiano.
Me entrego nuevamente a ti, Espíritu Santo, para servir a Jesús en los hermanos. Quiero estar bien dispuesto para lo que tú quieras y como tú quieras, para enfrentar cualquier desafío e iniciar nuevas etapas.
Ven Espíritu Santo.
Amén.»

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