La loca de la casa, decía Santa Teresa de Jesús de la imaginación.
En nuestra mente tenemos lo que nos entra por los sentidos y el fruto de nuestros pensamientos.
Cambiemos nuestro pensamiento si queremos cambiar nuestra vida.
Los pensamientos negativos, incluyendo el miedo, resentimiento, ira, desesperación y odio producen ansiedad, angustia e infelicidad.
Los pensamientos positivos de paz, gratitud, gozo y amor producen alegría y felicidad.
El amor crea más amor.
«Que os améis unos a otros como Yo os he amado» (Juan 15:12). Este mandato de Jesús va más allá de amar a los demás como a uno mismo. Nos dice que los amemos como Dios nos ama. Si toda la humanidad amara así, ¿cómo sería nuestra vida?
Cuanto más damos, más recibimos.
Ora de forma continúa como nos enseñó Jesús. Así sentiremos ser uno (Juan 17:21) con el Padre y no te olvides: «Dios te creo para ser feliz, por favor, no le lleves la contraria».
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